En algún momento de tu vida ¿Te has sentido como Aladdin? ese joven astuto e ingenioso con grandes sueños.

He de reconocer que las películas de Disney me chiflan, y que de niña y no tan niña me habría encantado tener esa lámpara maravillosa con un genio dentro al que pedirle tres deseos. Muchas veces imaginaba cuáles serían esos deseos, que obviamente con el paso de los años iban cambiando. Ajá! Ya te estás visualizando con la lámpara en la mano y pensando cuales serían tus tres deseos  ¿verdad?

Y si te dijera que ¿esa lámpara maravillosa eres tú?

 

Y… Cuenta la historia, que…

Había una vez un chico llamado Diego que caminaba por la vida con un nudo en el estómago y una pregunta constante en la mente:

¿cuál era su propósito en este mundo?

A pesar de tener sueños y aspiraciones, se sentía desorientado y luchaba por encontrar un camino claro, pero le preocupaba cometer errores y esa preocupación lo paralizaba.

Un día, mientras navegaba por las aguas de su confusión apareció una amiga llamada Paula, que vio en él un potencial inmenso y decidió compartirle su mapa del geniotipo, una especie de brújula interna que revelaba las claves de sus talentos y su verdadero potencial. Con una sonrisa en el rostro, Paula le entregó el mapa y le dijo: «Diego, si piensas, la cagas».

Al principio, la frase desconcertó a Diego ¿Cómo podía ser que pensar demasiado fuera el problema? pero a medida que exploraba su geniotipo, comenzó a entender lo que Paula quería decir. Se dio cuenta de que su mente estaba llena de preocupaciones y dudas que lo mantenían atrapado en un ciclo interminable de análisis y autocrítica y no confiaba en su intuición ni en su capacidad para tomar decisiones.

Con el mapa del geniotipo en la mano, Diego comenzó a explorar su verdadero yo. Descubrió que tenía un don para la escritura, una habilidad innata para comunicar ideas y emociones a través de las palabras. A medida que se adentraba en este camino, su confianza crecía y se dio cuenta de que no tenía que tener todas las respuestas de antemano; en cambio, podía aprender y crecer a medida que avanzaba.

Diego decidió usar su talento para escribir cuentos que llevaran a la reflexión y la sanación. Publicó un libro de cuentos para ayudar a otros a encontrar respuestas a sus propias preguntas, a descubrir su propósito y a sanar heridas internas. También ideó talleres de cuentoterapia, donde la narración de historias se convirtió en una herramienta poderosa de sanación, a través de la autorreflexión y el crecimiento personal.

E incluso llegó a desarrollar un método propio para ayudar a otros a sanar heridas escribiendo sus propios cuentos terapéuticos. Compartió su experiencia y su sabiduría con quienes anhelaban encontrar claridad y sanación en sus vidas.

En su viaje, Diego aprendió que no se trataba de tener todas las respuestas de antemano, sino de tener el coraje de explorar, de aprender a confiar en su intuición y de permitir que la vida lo sorprendiera. Paula había abierto una puerta a un mundo de posibilidades, recordándole que a veces, pensar demasiado podía ser un obstáculo para el crecimiento.

¿Y sabes qué?

 

Que a menudo llevamos en nuestro interior un potencial esperando ser desbloqueado a través de una brújula interna que revele nuestros talentos y pasiones innatos.

El mapa del geniotipo te proporciona una visión clara de quién eres y te brinda la confianza para seguir tu camino sin dudar. En lugar de buscar respuestas en el exterior, debemos mirar hacia nuestro interior y confiar en nuestra intuición. Todos llevamos un mapa único del geniotipo que puede ayudarnos a descubrir nuestro propósito.

Así que, ¿Qué estás esperando?

 

Abrázate, confía en tus dones y sigue tu propósito con valentía.

La vida es demasiado corta para dudar; es hora de poner en marcha tu viaje hacia la realización y la contribución.

FIN. 

Mi primera entrada en el blog no podía ser otra que la historia escrita Diego Sánchez, escritor y cuentoterapeuta, la primera persona que acompañé en el camino de su autodescubrimiento. 

Y ahora, tú que lo lees ¿Te atreves? 

 

Recuerda que todos somos como Aladdín solo tenemos que tener el valor de querer mirar hacia dentro. 

Os abrazo. 

 

 

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