Te traigo aquí y ahora una visión distinta del talento
Talento, una palabra en mi opinión muy deslucida por su forma de uso en el entorno empresarial. ¿Qué buscan las empresas cuando publican anuncios pidiendo sumar talento en sus equipos?
Si nos atenemos al significado según la RAE sería algo así como: busco persona inteligente, capaz y apta para el puesto X. Fenomenal ¿pero inteligentes, aptas y capaces en base a qué? ¿a su currículum?
Normalmente sí, y esto me daría para otro artículo.
Me remonto a la Antigua Grecia y al origen del talento, ya que también nos lo cuenta la RAE en su definición de talento que era la moneda de cuenta de los griegos y de los romanos.
Curioso! Moneda de cuenta que no de cambio. ¿Qué quiere decir esto?
El significado de talento era “plato de balanza”, lo que viene siendo un peso básicamente. Así que lo que medía el talantóm (talento) en la antigua Grecia era el peso de un elemento normalmente minerales y metales preciosos, por tanto, medía su valor. Posteriormente otras culturas como romanos, egipcios, babilonios, si tienes curiosidad lo puedes leer en el Antiguo Testamento siguieron usando el talento como unidad de medida.
Mucho se ha debatido sobre la visión de la parábola de los talentos de San Mateo, y sobre esos dones que Dios nos ha entregado para contribuir en esta vida, por si tienes curiosidad Mt, 25,14-30. Así que, los antiguos que sabían mucho y no los leemos lo suficiente ya nos mostraban el símil del talento al valor y a los dones.
Ahora es posible que te estés preguntando ¿qué tiene todo esto que ver con el talento en la empresa?
De momento desde la historia a esta parte y de la definición de la RAE hemos recogido en base al talento: inteligencia, capacidad, aptitud, valor y dones.
Pero, ¿es esto suficiente?
Que pasa cuando la persona no sabe cuál es su tipo de inteligencia, su capacidad o capacidades y sus aptitudes, es decir, desconocen absolutamente sus capacidades creativas innatas y sus capacidades cognitivas. Y déjame contarte que esto suele ser algo bastante habitual, y que por tanto escogen su formación y carrera profesional desde una falta de conocimiento de su propio talento, sino más bien atendiendo a buscar fuera de si (profesiones más demandadas, legado familiar, lo que está de moda, profesiones bien pagadas, lo que me ha recomendado que haga mi amigo, mi padre, mi profesor, mi primo, mi entorno…).
Así que llegan perfectamente hiperformados a buscar un trabajo, en una empresa o en tu empresa, pero totalmente desalineados de todo su potencial innato y por tanto desconociendo su talento y su valor. Así que, el talento no es la formación. ¡Ojo! No digo que formación, actitud, trabajo, hábitos, disciplina y otras cuestiones no sean relevantes para la profesión, pero no son talento.
El talento parte del autoconocimiento. El líder, el trabajador, da igual el puesto y la escala, la persona que no se conoce, desconoce su potencialidad y valor, y por tanto, no se reconoce en su talento. Y es curioso, transformador y muy potente ver como desarrollando el talento innato de las personas, se hacen imparables, empoderadas, felices y muy valiosas en las empresas.
Y ahora que hemos llegado al final te pregunto: ¿Qué talento es el que buscas para tu empresa?